Crónica de Pedro Peña

 

Llegó el día y con muchas ganas nos dirigimos hacia Tarifa, lo primero conocer a nuestros acompañantes y “maestros” y nada mejor que hacerlo alrededor de una mesa con una buena comida a base de arroz y bogavante.

 

Desde esa toma de contacto me dí cuenta de que el viaje, en lo humano, iba a ser buenísimo, la gente que acababa de conocer desprendía buen rollo.

 

Después de un largo recorrido norte-sur por ese país tan maravilloso que es Marruecos, llegamos a nuestro destino, Merzouga, y a nuestro maravilloso albergue, el Tombouctou. Esa misma tarde, la primera charla, y los primeros miedos a la arena, nuestro maestro Luis “el polaco”, se encargó de dejarnos claro donde nos íbamos a meter.

 

A las 7,30, hora local, salimos rumbo a las dunas, primeras clases prácticas y según parece nuestros conocimientos van aumentado y por encima de lo previsto. Esa misma tarde ya fuimos capaces de hacer cosas que ni en mi imaginación entraba haberlas hecho tan pronto

 

Los dos siguientes días continuamos con las enseñanzas de Fede y Luis, hubo algunas “quedadas” importantes, una avería en el “G” de Pedro y Mari José, y un gran “despiste” general la tarde del cuarto día, pero todas fueron solventadas por nuestros propios medios. Comenzamos a abrir camino, al principio en pequeños tramos para ir ampliando la distancia. Ahora entiendo lo difícil que es abrir camino en las dunas, la responsabilidad hacía los demás te hace sudar la gota gorda.

 

Llegamos al 5º día y todos sabemos que llega lo más difícil, pero conforme avanza el día nos damos cuenta que las enseñanzas de Fede y Luis han servido para poder sentirnos capaces de “tirar” del grupo con las suficientes garantías para todos. En tiempo récord atravesamos de norte a sur el Erg Chebbi sin ninguna incidencia relevante, salvo el desllante de una rueda en el “mishu” de David y Raquel. !Hemos sido capaces de hacerlo!, creo que ninguno nos creíamos que lo pudiéramos hacer en tampoco espacio de tiempo, al menos yo no.

 

El viernes, después de pasar una noche como reyes en el Xaluca de Arfoud, comenzamos el regreso y donde menos nos pensamos surgió el gran atasco, más de una hora y media para sacar el “mishu” y el “terra” que se habían quedado en unas pequeñas dunas camino de Er Rachidia. A continuación la segunda gran avería, el “G” de Eladio se queda sin correa de servicio. Rápidamente Fede toma la decisión de dividir el grupo, por un lado Luis y el resto de integrantes del grupo y Fede y Eladio en busca de un mecánico que arregle la avería.

 

El grueso del grupo sigue camino hacia Nador, pero rápidamente somos alcanzados por Fede y Eladio, nos cuentan que un joven mecánico marroquí consiguió arreglar la avería en poco mas de media hora, cuando según un concesionario Mercedes de España se tendría que haber tardado varias horas.

 

A partir de aquí todo tranquilo hasta Nador, al igual que la travesía nocturna en el Ferry.

 

Una vez en Almería llegó la despedida. Como echaré de menos “las revoluciones” de Eladio, la tranquilidad de Augusto que con sus más de 70 años ha sido capaz de “pasar” por donde todos hemos pasado, chapeau. Por supuesto echaré de menos los chistes de Miguel, que siempre sabía en qué momentos contarlos. Almudena y Raquel con su lección de que es posible hacer dunas y hacerlo muy bien. David no te quejes que tienes una compañera que vale millones. Con Pedro y Mari José hemos visto que se puede ir de aventura sin ningún miedo a lo desconocido, pero eso sí, hay que ir bien pertrechado. En mi caso, el año pasado estuve en las dunas y volví con la sensación de que el coche, un “terra”, no servía; después de esta experiencia me he dado cuenta de que el que no servía era yo.

 

Por último reconocer el gran trabajo de Fede y Luis, su paciencia, sus miedos, porque sé que lo han pasado montados con nosotros de copilotos; habéis conseguido hacer un curso perfecto, pero también sois capaces de conseguir que en pocos días exista muy buen rollo entre los participantes, que todos seamos una familia.

 

Hasta pronto.

Pedro